La incertidumbre política que generó la desaparición física de Néstor Kirchner quedó reflejada en las expresiones de la mayoría de los dirigentes, tanto del oficialismo como de la oposición, que se mostraron sorprendidos y conmovidos.

Es que mas allá del fallecimiento que abre heridas, no sólo a la familia del ex mandatario, sino también en el seno del Partido Justicialista, se abre un nuevo escenario por lo que significaba Kirchner en la vida institucional y política del país, al tratarse de un ex presidente, diputado nacional y esposo de la actual presidenta, Cristina Fernández.

Todas las miradas y expectativas están dirigidas a la jefa de Estado, a la reacción que tendrá tras el duelo por la pérdida. Algunos entienden que Cristina verá favorecida su gestión por la fuerza que generarán las bases peronistas y que ya comenzaron a expresarse en su respaldo. Otros piensan que si la mandataria no supera el trance emocional adverso, podrían comenzar a crecer las figuras peronistas de Daniel Scioli, Carlos Reutemann y hasta del mismo ex presidente Eduardo Duhalde, entre otros.

Es que Cristina no sólo perdió a su esposo, sino también a su principal operador y socio político. El fue quien le abrió las puertas para que hoy ocupe el sillón de Rivadavia, en 2007, cuando él podría haber aspirado a su reelección.

La oposición, mientras tanto, mira azorada el nuevo escenario y si bien se comportó como democráticamente y formalmente corresponde, sabe que la ausencia del escenario político de Kirchner puede generarle nuevas expectativas electorales.

Tanto el radicalismo, como el socialismo, el PRO y las fuerzas de izquierda, observan que el PJ perdió a su principal "espadachín" y más acérrimo adversario político, capaz de mantenerse en el candelero, aún a costa de sus conocidos arrebatos emocionales que muchas veces le generaron mas de un problema.

Lo que no deja dudas es que todo el arco político argentino ha expresado su firme convicción de que la Presidenta concluya su mandato, sin sobresaltos y, lo que es más, se mostraron dispuestos a acompañar su gestión hasta el final del mandato.

Por ahora, la conmoción que se ha generado no sólo invadió al oficialismo sino también a los representantes de la oposición. Por ahora, la especulación política pasó a un segundo plano, pero la sorpresiva muerte de Kirchner obligará a repensar estrategias políticas y electorales.